Aplicación de vidrio de baja emisividad en ventanas energéticamente eficientes
El vidrio de baja emisividad se ha convertido en un material clave para ahorrar energía en la industria de la construcción actual. Lo que hace que este tipo de vidrio sea único es su capacidad para reflejar el calor de manera efectiva y permitir que la luz también lo atraviese, lo que lo hace particularmente adecuado para su uso en ventanas de bajo consumo.
¿Qué es el vidrio de baja emisividad?
El vidrio de baja emisividad es un tipo de vidrio especial que ha sido recubierto con una fina capa de metal u óxidos metálicos que refleja la radiación infrarroja y disminuye la conductividad térmica, al tiempo que deja pasar las luces visibles para lograr los buenos efectos de iluminación requeridos por las obras arquitectónicas, especialmente las destinadas a conservar energía, como las unidades de acristalamiento aisladas (IGU).
Aplicaciones del vidrio de baja emisividad en ventanas de ahorro de energía
El uso de vidrio de baja emisividad dentro de las ventanas de ahorro de energía se puede ver en las siguientes áreas:
Aumento de la eficiencia térmica
Una forma en la queVidrio de baja emisividadEl trabajo consiste en reflejar el calor interior hacia su fuente, evitando así que se escape al exterior durante las temporadas de invierno, cuando las personas los necesitan más que nunca; Además, actúan como una barrera contra el aumento de calor en las habitaciones desde el ambiente externo durante los días de verano, reduciendo así la dependencia de los acondicionadores de aire. Por lo tanto, el uso de recubrimientos de baja emisividad en los cristales de las ventanas constituye un elemento importante para lograr ganancias generales de eficiencia dentro de las estructuras.
Eficiencia de iluminación mejorada
Si bien pueden repeler el calor, la mayoría de las luces visibles pueden atravesarlas, por lo tanto, incluso si cierra los ojos por completo con las persianas bajas, aún tendrá suficiente luz natural dentro de la casa porque los rayos del sol pueden llegar directamente al vidrio de baja emisividad sin ninguna interrupción causada por diferentes objetos a lo largo de su camino, como árboles o edificios. Esto implica que esta característica contribuye significativamente no solo a una iluminación de mejor calidad en interiores, sino que también reduce la dependencia de fuentes artificiales como las bombillas, lo que genera ahorros en las facturas de electricidad.
Minimización del daño de los rayos UV
La mayoría de los rayos ultravioleta se ven obstaculizados por estos materiales, que salvaguardan la salud y la seguridad de los ocupantes frente a la decoloración de los muebles y la degradación de otros componentes interiores como resultado de la exposición a ellos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el exceso de sol puede causar cáncer, mientras que los colores de los textiles utilizados para la tapicería (alfombras) se desvanecen rápidamente después de ser instalados junto a las ventanas, donde este tipo de radiación prevalece con mayor frecuencia, por lo que es necesario reemplazarlos a menudo, de lo contrario, se vuelven antiestéticos debido a la pérdida de pigmentación, lo que disminuye el atractivo general.
Fortalecimiento de la durabilidad de la ventana
El vidrio de baja emisividad posee una mejor resistencia contra las condiciones climáticas adversas y una vida útil más larga debido a su diseño especial, así como a los materiales constituyentes empleados durante el proceso de fabricación, por lo que es capaz de soportar diversos entornos exteriores sin sufrir un deterioro significativo como lo harían los vidrios normales en circunstancias similares; Esto sugiere que el uso de emisividades bajas en los cristales de las ventanas podría reducir las necesidades de mantenimiento, junto con los costos asociados derivados de reemplazar los desgastados repetidamente con el tiempo.
Conclusión
El uso de vidrio de baja emisividad en ventanas energéticamente eficientes nos proporciona una forma efectiva de ahorrar energía. Podemos mejorar la eficiencia térmica no solo cerrando puertas, sino también instalando este tipo de materiales, ya que permiten la entrada de luz natural a nuestras casas incluso cuando están cerradas, reduciendo así la dependencia de los sistemas de iluminación artificial, que consumen mucha electricidad. Además, los recubrimientos de baja emisividad aumentan los niveles de comodidad de los ocupantes dentro de los edificios, especialmente durante las estaciones cálidas, ya que reflejan la mayoría de los rayos UV responsables del desarrollo del cáncer de piel y, al mismo tiempo, evitan la decoloración causada por la exposición excesiva a los mismos, entre muchos otros. Por lo tanto, no hay duda de que el vidrio de baja emisividad desempeñará un papel más importante en las futuras actividades de la industria de la construcción.
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